Este deportivo japonés se fabricó desde 1978 hasta el 2002, lapso en el que tuvo tres generaciones. En “Reto Tokio”, el RX-7 negro y naranja conducido por Han Lue y tuneado al extremo, pertenece a la tercera generación (FD) que guarda bajo el cofre una de las joyas más particulares de la industria automotriz, un motor rotativo biturbo de 276 Hp. En la primera película, Dom Toretto también posee un RX-7 pero con un esquema de colores rojo y plateado algo desafortunado, por eso nosotros nos quedamos con el de la tercera entrega, que termina trágicamente volteado e incendiado.