Clásico de clásicos en las escenas de persecución. Las claves de su éxito se encuentran la presencia de Steve McQueen, dos de los mejores Muscle Cars -un Ford Mustang GT 390 y un Dodge Challenger- y las calles de San Francisco como escenario privilegiado con sus clásicas bajadas. El cocktail se vuelve explosivo durante los más de nueve minutos que dura la persecución con grandes derrapes, mucho caucho quemado y el sonido de los gruesos V8 norteamericanos como banda de sonido. Como datos curiosos, hay que prestar atención a la cantidad de veces que aparece el mismo VW Beetle (vocho) y el hecho de llevar las ventanillas bajas del Mustang para que McQueen pudiera salir en cámara. Lo más increíble es que esta persecución no estaba en el libro ni en el guion original.