El origen de la mascota de Michelin –una de las marcas más reconocidas del mundo- data de 1895 y fue obra de la casualidad. La idea nació de uno de los hermanos Michelin al observar una pila de llantas de varios tamaños, imaginándose un “Hombre llanta”. Inmediatamente acudió con un artista dibujante para que plasmara su idea, y el resultado fue un cartelón publicitario que presentaba un extraño hombre de siniestra estampa, usando antiparras y levantando una copa y que decía “Nunc est Bibendum” que podríamos traducir del latín como ¡Ahora bebamos! Dicha frase fue utilizada por el poeta latino Horacio en una de sus odas.
La gente que no sabía latín, empezó a relacionar la imagen de la mascota de Michelin, con el nombre de Bibendum.
