La quinta generación salió del horno en 1988 con un rediseño del habitáculo. Las versiones con tracción simple e integrales se diferenciaron por el ensanche de sus salpicaderas, presentes solamente en las versiones AWD, de ahí el incremento en las dimensiones del vehículo. En el interior, la estética se acercó a una más propia de los sedanes.