Así como la crisis del petróleo en los 70s desencadenó grandes cambios en la industria automotriz, en 1956 la crisis de Suez motivó que volviera la racionalización del combustible en Inglaterra y con ello “empujó” al desarrollo de nuevos autos más económicos y eficientes. Así, de una crisis nació el Mini, un auto revolucionario que se transformó en un clásico y cuya historia vale la pena contar.